El niño perro – Mahüía (poemas)

323

Cristián Ibarra Ibáñez. Cronista (Rancagua-Chile)

 

 

 

 

 

 

 

 

El niño perro

El niño perro anda por la calle,
vaga desnudo y con los pies descalzos,
le han vestido de insultos y
alimentado de arrebatos.

– “Al niño perro a la perrera que lo
lleven, que lo encierren con llave,
que no transite por aquí,
que no siga molestando!” – .

Así el niño perro se sumerge
en la barriada,
bebe agua de las alcantarillas,
recoge la comida que por ahí
ha quedado tirada.

Así pues el niño perro ya no molesta,
ya no pide en la calle, a nadie más ladra:
el tifus del desprecio por fin lo ha
retirado de nuestras miradas.

Mahüía

Viejo y cansado amigo,
ya no hay luz en tus ojos
de cobre,
no le quedan fuerzas a tus
párpados de carbón,
ya no tiene ganas tu cuerpo
de seguir viviendo;
todo para ti en esta vida
ha sido desencanto y dolor.

Mahüía viejo de barba arista,
Mahüía cansado de avatares
y nunca logradas conquistas;
Mahüía descalzo y enfermo
vagabundo,
rumbo perdido y amigo
de la soledad.

Todo lo pequeño que para
ti haya sido alegría,
seguro no te duró para
llegar a ser felicidad.
Aquello deseado que nunca
tenías,
ni siquiera lo que hubiéramos
querido darte
no te lo dimos jamás.

Mahüía camina por el mundo
aferrado a lo único que le
sirve de compañía;
un palo que por bastón le
conduce por las mismas calles
que caminamos, pero que aún
para él siguen estando vacías.

Mahüía ya está flaco
y carcomido,
el caliche, la mina, el trabajo
que siempre amó le tiene
los pulmones consumados.
Mahüía escupe la flema
silicosa y sanguinolenta,
ya la última advertencia
que no caminará por las
calles que hasta hoy caminamos.

Mahüía, el viejo sucio y
tuberculoso para ustedes
ya no molesta,
no está,
se ha ido:
ha muerto.

 

Panfletos, Epigramas y Otros Poemas (1987-1988)