Juan Carlos Galiana. Poeta y Dramaturgo (Estación de San Roque – Campo de Gibraltar – Cádiz; España).
SEÑORA MADONNA (III) (sátira poética)
Original de Juan Carlos Galiana Auchel.
Entró Madonna en el baño del supermercado,
No se encontraba en muy buen estado.
En el de señoras había cola,
Y a la última le dijo: Hola.
Muy buenas, dijo la esperante.
¿Qué de personas?, contestó en ese instante.
Pues yo usted me iba al de enfrente,
Allí está mi pariente.
Ni loca me meto en ese.
Son muy guarros los tíos, aunque le pese.
Mujer, el mío es muy aseado,
Eso son cosas del pasado”.
Entre usted rapidito ahora,
Que se le va a pasar la hora.
Me lo voy a pensar
Porque así no puedo estar.
Venga Madonna, que tú puedes,
Siempre has sido valiente,
A lo mejor esa señora no miente.
Abrió la puerta del baño de al lado
Y no vio a nadie por ningún costado.
Huele a perfume de Coco Chanel,
Yo pensaba que esto olería a bechamel.
No hay mal que por bien no venga.
Es lo mejor, que nadie me entretenga.
Acomodose en la taza del WC.
El wáter apestaba a café.
Ay que ver como son los masculinos,
Debería llamarlos felinos.
Tiraré antes de la cadena,
Pues parece el urinario de una trena.
Mientras sus cosas hacía,
Un taconeo de fondo prometía.
Humm…, ese ruido lo conozco,
¿Será La Flora García de Orozco?
Ahora mismo salgo sin mear,
Lo que quiero es bichear.
¡Uyy, a quien veo!,
Estoy que no me lo creo.
Pero si es mi prima la puta,
¿Qué hará aquí la muy astuta?
Hola prima amada,
Te noto muy aseada.”
¡Oh!, Madonna de mi alma,
Qué alegría y cuanta calma.
¿Qué te trae por estos lares?
He venido a recuperar mis hallares.
“Yo me imaginaba que me buscarías,
Que tarde o temprano me encontrarías.
Tú dinero no lo tengo,
Así que me marcho y luego vengo.
Tú no vas a ninguna parte,
Que para hacerte la tonta tienes mucho arte.
¡Ay! Prima querida,
Me han jugado una mala partida.
Si quieres te explico,
Pero te callas el pico.
Anda, acércate al lavabo y cuéntame,
Que yo no soy como la Salomé:
Desde que llegaste ya no vivo cantando,
Sólo vivo llorando y soñando.
¡Qué graciosa eres Flora,
Mucho más que tu madre, mi tía la Dora.
Mira, me quiso retener la policía,
Dejarme encerrada todo el día.
Yo hice una compra que no había aún pagado,
Fue toda una confusión, casi que llamo a un abogado.
Pero ya me dejaron libre y sin condena,
¿No te da prima Flora Pena?
¿A mí pena…?
Aparta, que tu aliento me quema.
Me robaste un dinerito,
¡Y lo quiero tener ya…!, prontito.
Además, necesito ayuda urgente,
El burdel está muy potente.
Las niñas se han rebelado,
Y casi que me han acosado.
Si no tienes el dinero en este momento,
Me lo pagas de otra manera, que te hago un monumento.
Tampoco es para tanto,
Los monumentos para el santo.
¿Cómo te puedo ayudar
En tu rebelado lupanar?”
Poniendo derechas a esas niñatas,
Tú tienes don de mando, como las ratas.
A mí no me llames rata, asquerosa,
No me provoques. Soy algo sosa,
Pero si me embisten,
Saco mis uñas afiladas
Que también existen.
Yo te ayudo en lo que quieras, pero con moderación.
No te preocupes Flora, no voy a perder la ocasión.
Pues venga Madonna, termina de orinar
Y no echamos a caminar.
Aquí te espero impaciente,
A ver si ponemos orden en esa gente.
Entró de nuevo Madonna en la cloaca,
Pero además de orinar, se hizo caca.
Vio que una ventana había,
Y pensó: esta es la mía.
La Flora esperaba nerviosa, sudaba.
Su prima la Madonna mucho tardaba.
Date prisa Madonna.
Dijo con voz de leona.
El silencio era aplastante,
Ni respirar se oía.
Flora estaba joía.
Como se haya escapado, la mato,
Dijo arisca, como un gato.
Madonna en la ventana quedó atrapada.
Por más que lo intentaba…, estaba estancada.
Su cabeza a la calle, sus piernas al baño,
Y en la cintura, mucho daño.
¿Qué hago yo ahora?
Ni pensar quiero que entre la Flora.
No me puedo mover,
Pero el resultado está por ver.
Voy a tener que entrar,
Así yo no puedo estar.
Está tardando mucho mi prima,
Seguro que me tima.
O estará descompuesta la pobre,
Buscaré en el bolso por si tengo un sobre.
Un sobre de esos, para las diarreas,
Que son muy desagradables y muy feas.
Suelo llevar unos pocos,
Por si mi vientre se suelta, como los mocos.
Mira la tía, ni sale ni entra, ¿tendrá algún motivo?
Dijo una chica en tono despectivo.
¡Ay!, muchacha ayúdame que me estoy rompiendo.
Que te jodan vieja, yo me las piro, me voy corriendo.
Los jóvenes de hoy, tienen mala educación,
No me voy a alterar, tararearé una canción.
¡Qué va, qué va!, la Flora me va oír,
Y yo lo que quiero es huir.
Mira, allí veo a un camarero,
A ver si me saca el cuerpo entero.
Con mucho esfuerzo, con una mano lo llamó,
Pero el camarero de ese gesto pasó.
Lo intentó de nuevo Madonna siseando,
El camarero pensó: anda y que le vayan dando.
No me meto en ningún lío,
A esa gorda que le ayude otro tío.
Madame Flora, muy desesperada,
Decidió entrar de una estacada.
Y yo que pensé que te cagabas como un mirlo,
Prima, hija, todo es cuestión de decirlo.
¡Si estás gorda como una vaca!,
Por mucho que hagas caca.
Madonna, guapa, que te vas a herir,
¡Cuánto me haces sufrir!
Voy a llamar a los bomberos,
Ello serán los primeros.
“Date prisa, prima guapa,
Que me parto como una harapa.
Te tendría que dejar ahí,
Por quererte escapar de mí,
Pero como no soy mala persona,
Te ayudaré a salir, sinvergonzona.
¿Dónde coño tengo el celular?,
Si es que esto es un no parar.
Míralo, guardado en un preservativo,
Lógicamente esto es muy significativo.
Llamaré a ciento doce,
En tanto que la Madonna tose.
Me lo imaginaba, aquí no hay cobertura,
Saldré del baño y cambiaré de postura.
Madame Flora salió,
Y Madonna enmudeció.
A esto que un hombre pasaba,
El señor sólo paseaba.
“Oiga, oiga, ¿podría ayudarme?,
Dese prisa, antes que me desarme.”
Pero…, ¿qué ven mis ojos?
Es mi vecina, la de los piojos.
¿Qué yo tengo piojos, so desgraciado?
Los tuve, cuando trabajaba en galerías Preciado.
Tú mujer me los pegó, la peluquera,
Eso no lo hace cualquiera.
Déjate de tanto insulto,
Y actúa como un adulto.
Pon en el suelo ese paquete,
Y sácame de este boquete.
Claro. Que sí vecina mía,
Ahora mismo llamo a la policía.
“¡Nooooo!, a la policía ni la menciones.
Demasiadas emociones.
Ve y busca una escalera,
Te espero aquí, aunque me muera.”
Hola, ¿es el ciento doce?
Es que mi prima tiene una pose…
¿Qué le ocurre, señora?
Y sea rápida, que me queda una hora.
Pues que mi prima Madonna se ha quedado atrapada,
En una pequeña ventana, acorralada.
A ver, algún que otro dato
Porque si no, no hay trato
Es en el Mercadona de la calle Cuartel,
Muy cerquita de mi burdel.
¡Uy!, yo no hablo con una ramera,
Es mi condición primera.”
¡Qué discriminación tan grande!,
A ti te metía yo un glande.”
Bueno, le mando al cero sesenta y uno,
Y le cuelgo ya, que me voy al desayuno.
La situación estaba algo complicada:
Madonna seguía en la ventana, atascada.
Madame Flora, muy impertinente,
E intentado ayudar, el vecino Vicente.
Desde el percance, mucho tiempo transcurrido,
Pero Madonna no se había deprimido.
¡Ya no puedo más!, la cintura me va a estallar,
Voy a gritar, lo mejor es no callar.
!Eseoese, eseose!,
A ver si me ayuda ese.
¡Sos, sos!, ¡que me muero, que me muero!,
Por lo menos que me pongan un suero.
Es que la voz no me sale de las entrañas.
Pues mira qué bien te apañas,
Dijo La Flora llegando y descompuesta,
Con cara de mala leche, como una Vesta.
Tranquila que ya llegan los bomberos,
Y tal vez, también, lo carabineros.
El cero sesenta y uno, viene de camino,
¡Algo tendrán que hacer, me lo imagino!
¿Y qué sabes de Vicente,
Mi vecino, que era teniente.
No conozco yo a esa persona,
¿Era el hijo de la Gaona?”
No hija, no, su madre la pobre,
Estaba siempre en el sobre.
Padecía depresión,
Era la Concepción.”
No recuerdo yo a esa loca,
Que le den, por lo que a mí me toca.
Qué insensible, Flora zorra,
Estoy de ti hasta la gorra.
Anda, sal a la calle,
Así no me ves el talle,
Verás mi cara de dolor,
Lívida y sin color.
Pero antes compra un zumito,
Que estoy que me derrito.
“¡No eres tú nadie, no tienes cara!,
Qué te lo compre la Tamara.
“¿Y quién es esa muchacha…?
¡Ah…!, la novia de Manolito Menacha.”
Digo, la misma que viste y calza,
La que en un zapato lleva alza.
No me digas, ¿que la chiquilla es coja?
¿Será por lo del aceite de Soja?”
Tuvo la pobre mala suerte,
A punto estuvo de la muerte.”
Pobrecita la Tamara,
Me va sonando su cara.
Pero, ¡sal ya a la avenida!,
Que te pones muy atrevida.
Y de tanto charlar me desesperas,
¡Ay, joé, qué me molestan las hombreras!”
Flora, despacio, se fue caminando
Al encuentro de Madonna, que estaba vomitando.
Pero…, qué asco, ¿qué es esto?
Parecen espaguetis al pesto.
Perdone por el pote amable anciana,
Usted me suena, ¿vive en Triana?
Déjese de perdones, es de muy poco civismo:
Vomitar a una vieja…
Soy guapa, pero ya pelleja.
Le juro que no la he visto,
Lo prometo, ya no como más pisto.
Nada de promesas, mujer vil,
¡Inmediatamente!, voy a la guardia civil.”
¡Nooo…!, bella trianera…
No sabe usted lo que me espera.
¡Ay!, Madonna, pues ya está,
Si me muero, lo mismo da.
Se acabaron los lamentos,
No más quejas ni tormentos.
Soy la culpable.
Pero, coño, la gente que poco amable.
Todo por culpa de la dueña del burdel,
Se cree tan guapa como era Sara Montiel.
¿Qué más quisiera ella,
Que parecerse a tan dulce doncella?
Y si he de morir, aunque no haya testado,
Que sea pronto, pues vaya mi estado.
Ya he vivido suficiente,
Limpia y muy decente.
Pero, liendres, qué mala suerte,
No me merezco esta muerte.
¡Los bomberos, los bomberos
Vociferaron los obreros.
“¿A quién hay que rescatar?
A mi vecina, dijo el loco de atar.
¿Es la señora de la ventana?,
Dijo el jefe de mala gana.
Soy Vicente, mucho gusto,
Aún no se me ha quitado el susto.
Ella es muy conocida en la zona,
En su juventud fue matrona.
Pero la Pili la denunció a la policía,
Por ejercer de algo que no sabía.
Pues sí que estamos bien,
Dijo el bombero con desdén.
Acercadme la taladradora,
Hay que romper el muro ahora.
Los del cero sesenta y uno han llegado,
Habló el camarero algo enojado.
Parecen despistados, con tanto bullicio…
Estoy que me saco de quicio.
A lo lejos se oyó una sirena,
Y a Madonna le dio mucha pena.
Eran los de la Emérita, uniformados,
Y, cómo no, iban armados.
¡Qué olorcito tan rico!
Me voy a poner como el kiko.
¿Quién queda ya por venir?,
¿Y lo que me voy a divertir?
A la Flora no la veo,
Esto me sabe muy feo.
Se habrá ido a su negocio,
La ingrata no tiene socio.”
La policía, ¡la policía!,
Qué de gente, que algarabía”
¿La municipal o la Local?
Mira, niño, a mí el arroz sin sal.
Lo que usted mande, Don José,
Luego le sirvo el café.
¿Por qué tanto alboroto, mozo?
No comprendo tanto gozo.
Pue allí la ve, atrapada,
Lleva horas, la condenada.
¡Claro! Ya sé quién es la desgraciada,
Me robó 300 euros, la despiadada.
FIN CAPÍTULO IV