No las olvidemos

745

Escribe  Marcela Ragni V., Directora de Carreras del Área Salud CFT Santo Tomás Rancagua.

Alejandra, 32 años, atacada con un cuchillo. Karen, 45 años, atacada con martillo y taladro. Beatriz, 16 años, un disparo. Mariela, 39 años, apuñalada. Marianela 49 años, una bala. Soledad, 29 años, apuñalada. Todas víctimas de la región de O’Higgins durante este año 2020. 48 femicidios en total a nivel nacional durante este año 2020, descritos en la Red Chilena contra la violencia hacia las mujeres, donde ingresa el triste caso de Ámbar, muerta por el conviviente de su madre. Diferentes realidades, pero un mismo contexto: vivieron en una situación cultural que sigue siendo invisible a los ojos. Este mes se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, el momento que solicitamos a las autoridades mayor vigilancia, prevención y penas efectivas, ante estas situaciones que hoy son otra pandemia ignorada.

En el 37,5% de los casos el victimario es el conviviente; 14,5% ex conviviente o ex pareja; 12,5% cónyuge y casos de hijos, pololos o cuñados. También, es relevante destacar el caso de Sara de 26 años, que fue asesinada por un hombre que conoció a través de Facebook, se citaron para conocerse en persona al levantarse la cuarentena. A todos estos casos los acompañan también 3 casos de suicidios femicidas, ellas se quitan la vida ante el daño emocional tras la agresión y la impunidad de sus agresores. También se da cuenta de otros casos de asesinato con violencia femicida, como en esta región el caso de Luis, un niño de 11 años, que fue apuñalado por el padre para castigar a la madre – castigo femicida. Pero, existen también más de 85 casos en seguimiento, situaciones donde no se ha podido comprobar el ejecutor. Aquí destaca el caso de una mujer gitana que fallece a causa de lesiones pulmonares y desnutrición, asociadas presumiblemente a maltrato de su conviviente; y Yanina, una bebé de 10 meses que en una fiesta que realizan sus padres con posterior riña, muere apuñalada por uno de los amigos del padre.

Todos crímenes evitables, pero que por muchos años han estado incorporados en la sociedad patriarcal y en su cultura, mirándola con algo de naturalidad. No hay duda de que el femicidio expresa parte de la misoginia, donde existe menosprecio por las mujeres, donde la mente de muchas personas aún sigue justificando el por qué y el violentador muchas veces goza de total impunidad.

Son muchas las acciones que hay que abordar en este tema, lo importante es – como piden algunos sociólogos – caracterizar la naturaleza y manifestación, haciendo pública la información estadística, indicadores con los que se espera se puedan realizar programas de intervención para prevenir la violencia de género. Hoy, también vemos que es una necesidad sensibilizar a los receptores de la denuncia que, como vimos en el caso de Ámbar, se debe mejorar el proceso de investigación judicial.

El problema del femicidio no es la mujer. Son los hombres que pretenden limitar, controlar y decidir por una mujer a través de la violencia. Todas las mujeres que vivan dentro de un núcleo machista, sin importar otros factores, tendrán riesgo de vivir un femicidio.