Escribe Armando Miño Rivera, Periodista Independiente y Docente Universitario (Lima – Perú).
Esta es la última columna del año. Es momento de reflexionar sobre lo que nos dejó, de rescatar lo positivo y aprender de lo difícil. Dejemos a un lado lo negativo, lo rabioso, lo injusto. Hoy, al menos aquí, elegimos centrarnos en la luz que nos queda.
Solidaridad. Con el pueblo ucraniano, y con todas las personas y naciones que alzaron su voz contra la injusticia y la destrucción. Con aquellos que, sin esperar nada a cambio, extendieron sus manos con gestos, palabras y acciones que llevaron consuelo y esperanza. Que ese amor desinteresado siga siendo el faro que nos guíe.
Comprensión. Para dos pueblos que sangran desde hace décadas, Palestina e Israel, donde la historia ha tejido un dolor profundo y la venganza ha impedido la paz. Una tierra sagrada para millones de cristianos, judíos y musulmanes que merecen vivir en armonía. Que Dios nos dé la sabiduría para entender, el corazón para perdonar y los brazos para abrazar.
Generosidad. De millones de personas que este año dijeron «sí» al necesitado. Que dejaron de lado su comodidad y, en un acto auténtico de amor, ofrecieron su tiempo, su esfuerzo y lo más valioso que tenían para abrigar, alimentar y cuidar a los que sufren. A esos héroes anónimos, sin flashes ni aplausos, nuestro más profundo agradecimiento.
Amor. A los profesionales que hicieron de su labor una misión de vida. Médicos, ingenieros, abogados, enfermeros, policías, bomberos y tantos otros que, con vocación y entrega, cruzaron fronteras físicas y emocionales para construir, sanar, proteger y transformar vidas. También a los comerciantes, empresarios, religiosos, ateos y ciudadanos de a pie que, con pequeños o grandes gestos, hicieron del mundo un lugar mejor.
Empatía. Con aquellos que comprenden que la Tierra es nuestro único hogar y que cada acción cuenta. Los que aman al prójimo, protegen al débil, respetan la diversidad y cuidan la naturaleza con consciencia y responsabilidad. Que esa empatía crezca en nosotros y nos permita construir un futuro más amable y sostenible.
Estas líneas son para ti, amada mía. Gracias por ser una inspiración, te amamos y vencerás, todo será mejor.
Que esta época nos llene de paz, fe y esperanza. Que aprendamos a ver con los ojos del corazón y a actuar con la fuerza del alma.
Felices fiestas y un nuevo año lleno de luz para todos.