Inteligencia Artificial: miedo, ficción o ambos

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Escribe Armando Miño Rivera, Periodista Independiente y Docente Universitario (Lima – Perú).

Año 1984: Skynet, la máquina inteligente que desea destruir a la humanidad envía al pasado a un exterminador para que aniquile a Sarah Connor, futura madre de John Connor, quien liderará el ejército que enfrente a este malévolo ser hecho de cables y software. Cameron, director de la película, quizá no imaginó que se gestaría sobre esta pieza audiovisual una revolución para alcanzar tal hazaña: inteligencia artificial, imitación del cerebro y la psique humana que se valiera por si misma y resolviera los entuertos antropológicos que nos revisten como humanidad. Esta transformación ya se desnudó, pues todo lo que ves, ya se embrionaba hace décadas. Si hijito, no es novedad, Cameron leyó muy bien hacia atrás.

Cuatro hitos importantes:  en 1943 se publica «A Logical Calculus of Ideas Immanent in Nervous Activity», de Warren McCullough y Walter Pitts. Su artículo versa sobre la creación de una red neuronal en base binaria. En 1952, Arthur Samuel creó un software para jugar ajedrez y en 1956 John McCarthy usa el término inteligencia artificial en una conferencia. En 1963, McCarthy crea AI Lab en la Universidad de Stanford. De allí hasta ahora se dan pasos agigantados en el desarrollo de la IA, desde la Deep Blue de IBM,  Google y su reconocimiento de voz,  Deep Learning y la AlphaGo.

Qué se viene no creo sea la pregunta adecuada, si no cuánto tiempo nos separa de que esta tecnología nos gobierne. Suena apocalíptico, pero los mismos desarrolladores de IA han pedido parar unos meses su desarrollo, pues se les va de las manos. Existen más de 100 softwares de diferentes empresas que ya imitan voz, texto, imagen, video, aplicaciones, juegos, crean plataformas más ágiles y sencillas para crear dentro de ellas otra más sencilla aún. Las leyes de la robótica no ingresan en este campo y la avalancha parece no se puede detener. El real problema es que – ya sabemos- si le das un juguete nuevo y llamativo a un niño, este querrá otro mejorado y más vistoso la próxima vez, más dinámico, con mejoras y sin pensar en las consecuencias colaterales.

En China y zona Euro ya han pedido que se detenga, pues en unos meses apenas muchas empresas han sufrido clonaciones de software y plagios en escuelas, universidades e institutos, muchas de ellas indetectables a los mismos programas antiplagio. Otro asunto es como estas plataformas pueden reducir la carga profesional y generar ingresos a empresas, dejando de lado a expertos en diversas materias como arquitectura, ingeniería de software, administración, contabilidad entre otros. Y eso si no es artificial.

Hace unos meses Wales Online, un medio periodístico en línea, pidió a una AI respuesta de cómo ayudar al planeta y bueno, esta IA indicó que la solución estaba en exterminar a la humanidad. Lo que suceda en EEUU, Europa, Rusia y China que ya están tratando de matizar leyes y normas que regulen su uso y desarrollo, nos darán luces de lo que nos depara la IA en la vida cotidiana. Pero miedo ya da, y mucho.