Con la llegada del fenómeno meteorológico se prevé un escenario de sequías más severas y prolongadas, territorialmente extensas, sin precedentes, junto con un aumento sostenido de las temperaturas durante la primavera y verano de 2025.

El impacto humano en el cambio climático está generando un aumento en las temperaturas a nivel mundial, resultando en la ocurrencia más frecuente e intensa de fenómenos meteorológicos extremos.

Chile no queda exento del impacto, pues este verano ha experimentado un aumento constante de temperaturas en la zona central, norte y gran parte del sur.

En febrero de 2024, los registros señalan que, en lugar de ocurrir una vez cada década, se vivieron cinco días consecutivos con temperaturas superiores a 35 °C, estableciendo un récord para el mes más cálido desde que se tiene estadísticas en la materia.

Tras la presencia de El Niño en 2023, que provocó precipitaciones anormales en algunas áreas y sequías en otras, los pronósticos indican su debilitamiento y la transición hacia La Niña. Este cambio tiene implicaciones en la propagación de incendios forestales, ecosistemas y la economía global, anticipándose una disminución de lluvias desde julio de 2024 en adelante, afectando regiones desde Valparaíso hasta el Biobío.