Escribe Armando Miño Rivera, Periodista Independiente y Docente Universitario.
No existe un mes, una semana, un día sin ver que a los políticos peruanos les interesa poco o nada sus votantes, aquellos que los llevaron a tener los beneficios, privilegios y gollorías -incluso- que ningún otro peruano tiene. Creo que me equivoqué, ni una hora, sí, ni una hora.
En los primeros seis de este año, ministros, viceministros, jefes y directores de diversos entes estatales han sido cambiados, removidos, rotados o trasladados de una oficina a otro. Es como sacar y poner jugadores en un partido: vas fallando, te voy sacando, un foul y chau, una falta artera, adiós. Lo escandaloso es que parece que los jugadores convocados a estas instancias no son ni amateur. Llevan juicios, denuncias, prebendas o simplemente son amigazos del profesor. Sus credenciales pasan por despacho presidencial o su secretario. Solo eso.
El excongresista Daniel Abugattás, aseguró que Castillo Terrones le dijo para ser premier, pero se decantaron por Valer. En esa línea, como todo sabemos, es Cerrón quien mete la mano. Qué le sabrá al presidente que este sin chistar pone a la gente de Perú Libre en puestos claves. Ahora mismo, el exministro José Silva está prófugo, nadie sabe nada, a pesar que hace seis días estuve en vivo en entrevista. Ah, pero la policía no daba con él, sí, claro.
No sabemos que nos depara este día, esta hora, lo que es evidente es la inutilidad absoluta de un gobierno que cada día se hunde sin mucho esfuerzo, haciendo todo lo posible para caerse, pisando el pasador de su propio zapato, tirándose las piedras él mismo, sin razonar o comulgar con los poderes que deben hacer balance y sacar a este país del marasmo en el que ha caído. Una acefalia gubernamental que solo indica que tenemos un gobernante ausente, lejano de los medios, sin dar visos de vida y que no tuvo ni tiene norte. Y claro, corrupción y más corrupción.