Escribe Armando Miño Rivera, Periodista Independiente y Docente Universitario (Lima-Perú).
A los 13 años, Iván es un niño con pasta de líder. Entra a clase temprano, saluda a sus maestros con respeto y pasa lista junto a su profesora. Es el delegado de su aula, es la voz de su grado y todos le consultan sobre lo que hay de nuevo en los cursos. Él siempre responde con asertividad. Gracias Iván, tú y tus maestros siempre están en sintonía.
Pedro Castillo es un presidente de un país hermoso y grande. Le gusta hablar para su entorno, pero no se comunica con el pueblo, menos con los medios de comunicación. Su brazo ¿derecho? Guido Bellido ¿primer ministro? Del Perú, habla bastante, mucho, pero siempre patina. Dice cada disparate y luego sale a pedir disculpas. Su presidente lo enmienda, pero suavecito, sin roche. Su última pataleta y grandiosa idea es la de estatizar Camisea. Su presidente tuiteo este domingo último diciendo que “Cualquier renegociación se dará con respeto irrestricto al Estado de derecho y velando los intereses nacionales”. Otra vez le dio su jalón de orejas, pero suavecito.
En los primeros 60 días de gobierno no hay claridad de parte de la política de estado, no tenemos rumbo. Que el presidente deba enmendarle la plana a un premier, no lo he visto en gobiernos anteriores. Menos que lo haga cada semana. Si mi gerente general no gerencia nada, lo saco. Pero debe haber algo más entre Castillo y Bellido, de otra forma no entiendo por qué persiste con este señor, que de estadista no tiene nada y menos pasta de líder para un Consejo de Ministros.
Lo que si hay es incertidumbre. Un país que ha sido golpeado por la pandemia y que ha visto mermado sus ingresos brutos en casi 32%, que ha reducido su calificación internacional y que-además- ha mostrado la realidad que ya todos los peruanos sabíamos desde hace tres décadas, lo menos que necesita es un inquilino de palacio que no mande, que no lidere, que no muestre un rumbo de gobierno y que cause zozobra en el empresariado, tanto nacional como internacional. Y ojo, el empresariado son también las pymes, las mypes, las bodegas, los minimarket, los mercaditos y cada peruano que, en su garaje, taller de casa o puestito trata de hacer empresa cada día.
La señal peor de un gobierno es ahuyentar con políticas estatistas al empresario. No hay claridad, no vemos líneas de trabajo en la administración Castillo. Las reglas de juego las debe poner el estado, es cierto, pero no decir que al estilo Cuba, Venezuela o la antigua China, expropiaremos y estatizaremos cada empresa que veo como botín jugoso. Por eso necesitamos a un Iván en el gobierno. Iván si sabe.