Escribe Manuel Polgatiz, Periodista y Comentarista Deportivo.
Han sido días complejos de gran convulsión social y mediática. Negocios mal hechos y algunos incompatibles. Cuando el “río sueña, piedras trae”, dice el refrán. Todos sabíamos lo que estaba ocurriendo y nadie levantó la voz para denunciar con pruebas contundentes. Rancagua víctima de malhechores que sin asco le “roban” el fútbol a O’Higgins y lo dejan en vergüenza frente a la opinión pública nacional.
El inicio fue ilusionante, tal como, un político promete lo que no puede en plena campaña. Los muros están débiles y se caen con solo mirarlos y no existe día alguno que la decepción no nos embargue. El escenario es nefasto y la prensa voraz está sobre sus hombros.
La “Celeste” perdió el norte de un camino iluminado que se encontraba repleto de proyectos e iniciativas de desarrollo. Trabaron el progreso y la responsabilidad es absoluta de quienes adoptan las decisiones. Aún existe patria, dicen algunos. Otros en cambio, afirman que la historia se repite como en años anteriores.
Lo cierto es que el “saqueo” en nuestra ciudad es horroroso y a nadie deja indiferente. Ya no se avanza como equipo porque la estructura se cayó a pedazos. Las certezas se fueron al tacho de la basura y ese “orden” aparente no es más que un velo negro intenso, que cubre nuestras propias debilidades.
Pero tal como la vida misma, siempre es tiempo para recuperarse. El bálsamo de un triunfo justo, es único y necesario cuando las redes sociales te tumban al piso. La capital regional es de personas fuertes, solidarias y por, sobre todo, honradas, por eso apelamos a esas características, que sean la condicionante de la victoria ante Curicó.
Rancagua, y léanlo bien, sí existe y se merece lo mejor. Los que aquí viven, lleven con orgullo e hidalguía ese merecimiento.