Escribe Armando Miño Rivera, Periodista Independiente y Docente Universitario (Lima – Perú).
La redes sociales no son malas, su uso desmesurado es el problema. Eso afirman muchos. No estoy de acuerdo (DEL TODO).
Las plataformas donde se publican diversos contenidos se han convertido en las favoritas de millones de personas, no solo de los jóvenes. Sería descarado decir “solo los adolescentes están en medio de Facebook, Instagram, Tik Tok”. No es así. Todos estos software sociales recorren las edades sin distingo. Lo que sí es verdad es que los jóvenes son los más propensos a usarlas. Según Hootsuite, se pasa cerca de 4.2 horas diarias en redes. La frecuencia de edad que más tiempo está sumergida en redes se da entre 13-26 años, siendo las mujeres las que más tiempo pasan: 3.8 horas contra 2.9 de varones.
Estas plataformas se van a quedar. Muchas desaparecerán (¿recuerdan Hi 5, Messenger, Fotolog o MySpace?)
Este artículo me tomó escribirlo casi 45 minutos. En ese tiempo 12 mil correos electrónicos se han enviado, se han dado más de 380 mil interacciones en Facebook, se han subido 17 mil horas de video en YouTube, más de 496 mil publicaciones en Instagram.
Dos millones 300 mil libros se publican por año. Una enorme diferencia.
Los factores son numerosos para ver un problema que se ha centrado en la generación millennials y centennials, catalogándolos de “flojos, aislados o simplemente poco trabajadores”. Siempre han existido porciones de sujetos con estas características, ¿quizá hoy sea más visible o las cifras dirán la verdad en unos años? No lo sabemos.
Lo que podemos observar es una creciente población juvenil que está más pendiente de un me gusta, una interacción o lo que digan otros de ellos mismos que de sus materias en la escuela o universidad. Como padre de familia y docente universitario lo sé.
No significa -eso lo dejo en claro- que sean desorganizados, poco eficientes o descuidados, la mayoría no lo son. De eso doy fe: hacen sus labores académicas, muchos usan aplicaciones que hacen más agradables sus trabajos, están más o menos informados de sus actividades curriculares, les gusta participar de eventos colaborativos.
Por otro lado, las exposiciones, disertaciones y vocabulario que manejan si es bastante corta y deficiente. La lectura es un factor, otro son las horas en aplicaciones, también la poca o nula costumbre de los padres de leer, conversar, compartir, dando un flaco ejemplo de cohesión en casa. La familia es importante, es el espejo de los hijos.
Podríamos extendernos en este asunto, pero hay tres cosas ciertas amigos: la tecnología se quedará (hay que darle su espacio y dosificar), el trabajo y estudio nos da de comer y vivir (entonces esforzarse por hacer y ser mejor en lo que te empeñas) y la familia debe ser el catalizador de una buena educación en valores y aprendizaje de vida correcta.