Escribe Armando Miño Rivera, Periodista Independiente y Docente Universitario (Lima – Perú).
Desde que inició la pandemia es indudable que hemos tenido que confinarnos y luego hacer uso de la mascarilla como soporte de vida, y claro, porque sin ella muchos se hubieran contagiado, perdido la vida, habrían terminado en la cama de cuidados intensivos de un hospital durante largas semanas. Nos ha salvado la vida – es verdad -, aunque para otros ha sido una forma de quitar la libertad, cosa cuestionable pero válida también.
Después de 2 años teniendo el tapabocas y sin casi ver mi rostro, el Primer Ministro, Aníbal Torres, indicó que esto se acabaría la primera semana de mayo; muchos saltaron de alegría, sin embargo, el asunto radica en algunos datos importantes: para salir sin mascarilla se debe llegar a por lo menos el 80% de vacunas en la población, siempre con 3 dosis. Luego diría, explicaría y corregiría su primera versión, pues indicó que las 3 dosis han debido ser administradas a personas vulnerables, es decir de 60 años hacia arriba y 2 dosis por lo menos a menores de 16 años, o sea en edad escolar. Después de unas horas -mismo Cantinflas- volvió a decir que esto no sería inmediato, sino gradual y de manera facultativa, ya que tenían que cumplirse varios requisitos ¡¡¡Decídase señor!!!
Lo que vemos aquí es un Premier populista qué quiere levantar la aceptación de su presidente sin importarle la salud de todos los peruanos, ya que en nuestro país solamente cuatro regiones cumplen con esto y de manera parcial, dependiendo de la provincia. La mayoría de departamentos no han llegado ni al 60% de vacunación y esto ha traído más incertidumbre que certezas. Una vez más el señor Torres hace más mal que bien.
Mientras nos quitan la mascarilla para subir puntos, la inseguridad en Perú se ha disparado. Asaltan fuera de los colegios, en las combis, en los paraderos, en los chifas, en las pollerías, a cualquier hora del día, sin ningún reparo. Sacaron a las Fuerzas Armadas – cuya función no es la seguridad interna – teniendo que intervenir en situaciones que no le competen, exponiendo a nuestros soldados, mientras que los policías hacen doble horario o simplemente realizan actividades administrativas y la calle, bien gracias, sigan asaltando no más.
Lamento decir que gran parte de la inseguridad se ha elevado desde la llegada de algunos venezolanos de mal vivir. Conozco y tengo amigos de Venezuela que han venido a sumar a mi país, personas correctas y nobles, pero lamentablemente también hay de los otros y pareciera que tienen licencia, se agarran a golpes con la autoridad, se pasean sin mascarilla (parece que es su sello personal), las cárceles se van llenando de muchos norteños, hay bandas organizadas para asaltar, vender drogas, proxenitismo, marcas e incluso asesinan por algunos cientos de soles. Todo esto sin la intervención clara, correcta y asertiva del Gobierno. Es momento de expulsar a todo extranjero que dañe nuestro país, que roba, mata, asesina. Tenemos bastante con los delincuentes que hay dentro de nuestro territorio como para exportar otros.
Señor Castillo, señor Torres, ya es hora que trabajen porque de nuestro bolsillo, de cada uno de los contribuyentes sale su sueldo. Ganen sus frejoles pues.