Deuda pública externa: un problema en ciernes

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Escribe Dr. Luis Riveros, Decano Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones UCEN.

Los países, al igual que las familias, pueden adquirir deuda para financiar los déficits que sus ingresos corrientes sobrellevan en relación con sus gastos. Al igual que las familias, los países deben pagar su deuda a algún punto, y cancelar además intereses sobre los montos adeudados. El acceso a endeudamiento está determinado por la credibilidad del prestatario, sus antecedentes comerciales y financieros y su pasado en cuanto a la responsabilidad en el manejo de los recursos. 

El Gobierno de Chile adquirió una deuda significativa, que actualmente equivale a alrededor de un tercio de su PIB, lo cual giró en torno a un gasto crecido respecto de las necesidades delineadas por sucesivas administraciones gobiernos. Así, la deuda pública en el año 2010 alcanzaba a menos del 10% del PIB, por lo que la misma se triplicó en el correr de la última década. Hay que notar que la deuda externa total es mucho mayor, puesto que suma las obligaciones de privados (por ejemplo, empresas de inversión externa) la que es de cargo de los propios privados.

La deuda pública total (más de 95 mil millones de dólares) equivale a que cada chileno adeude al exterior un monto de 5 mil dólares, es decir unos  $3.750.000. Cada familia, entonces, tamaño cuatro personas, tiene una deuda  de alrededor de $15 millones, cifra no menor considerando los ingresos promedio de los habitantes del país.  

Solamente en intereses, Chile está pagando al año más de lo que corresponde a la gratuidad de la educación superior. Lo malo es que los recursos para pagar todo esto deberán venir de ingresos mayores del Estado y parece ser que esto no será posible: los precios del cobre ni financiarán este gasto “extra” y solamente se podrá confiar en mayores impuestos, para lo cual hay ya bastantes usos predefinidos.  O sea, se está legando a las futuras generaciones un problema no menor del punto de vista de financiamiento.

¿Qué pasa si Chile no paga su deuda? Se hará acreedor a sanciones financieras, a un menor “prestigio” como deudor solvente y también a posibles castigos o embargos, que complicarán la vida nacional.  Alguien dijo: “Los Estados no quiebran”. Siendo esto cierto, los Estados si pueden llegar a una situación insostenible de poca credibilidad; eso, afectará a los negocios del país en todo campo y, desde luego, al acceso a nuevo financiamiento que pueda necesitarse.