Escribe Eolo Díaz-Tendero, Director Observatorio Laboral de O’Higgins, Investigador Universidad de O’Higgins.
El año 2018 un estudio realizado por el PNUD sobre desigualdad regional en Chile, situaba a O’Higgins como la tercera región a nivel nacional con la mayor concentración de sueldos bajos (menos de $346.547), alcanzando a un 55,9% de los trabajadores asalariados de nuestro territorio. Este dato parece confirmarse según la última Encuesta Suplementaria de Ingresos realizada por el INE, donde el promedio de ingresos de los trabajadores en nuestra región es de $488.489, muy por debajo del promedio país, que alcanza a $573.964.
A mayor abundamiento sobre esta tendencia, si los mismos datos de ingreso que nos entrega el INE los ordenamos por categorías ocupacionales y hacemos una comparación entre las regiones del país, los ingresos promedio de los asalariados del sector privado sitúan a nuestra región como la cuarta a nivel nacional con menores ingresos ($440.583), apenas por sobre La Araucanía, Maule y Ñuble. No mejor se ve el panorama si hacemos el mismo ejercicio con los asalariados del sector público, donde nuestra región queda como la tercera con menores ingresos promedio ($703.921), superando sólo a Coquimbo y Bio-Bio.
Ahora bien, si el mismo ejercicio comparativo lo aplicamos a la categoría ocupacional de empleadores, los resultados son sorprendentes y nos imponen una serie de preguntas sobre la estructura social que ha venido construyendo nuestra región en los últimos años. En esta clasificación, la región de O’Higgins es la que muestra el promedio más alto de ingresos a nivel nacional, alcanzando un monto de $1.676.322.
Gráficamente, si hablamos sobre los ingresos de los asalariados de nuestra región, nos encontramos en el fondo de la tabla, pero si nos referimos a los ingresos de los empleadores, la región es top 1 a nivel nacional. ¿Qué consecuencias sociales puede tener este nivel de desigualdad sostenida en el tiempo? ¿Qué características tiene nuestra matriz productiva regional que permite ingresos promedio tan bajos para los asalariados y tan altos para los empleadores? ¿Qué tipo de empleos y ocupaciones están asociados a la matriz productiva regional que permiten la existencia de tantos bajos sueldos?
Otros dos datos para profundizar es el alcance de estas preguntas y sus efectos en la región. La encuesta Barómetro Regional desarrollada por la UOH durante 2019, muestra que estas desigualdades son un tema relevante para los habitantes de la región. En dicha medición el 65,1% de la población evalúa negativamente a la región en cuanto a la posibilidad de tener un buen sueldo, siendo esta, la categoría peor evaluada de una serie de 12 condiciones. Es más, según la misma medición, la principal razón para querer migrar de la región es para tener mejores oportunidades laborales y económicas (23%).
En cuanto a las cusas posibles de estas desigualdades, el ya mencionado estudio del PNUD, relacionó tipologías de matrices productivas con la presencia de porcentajes de bajos sueldos y los resultados arrojaron que existe una alta relación entre las regiones con vocación productiva silvo-agropecuaria (porcentaje del PIB) y alta presencia bajos sueldos, destacando claramente las regiones de O’Higgins y Maule.
Niveles de desigualdad, vocaciones productivas regionales, volumen de sueldos bajos, son temáticas que deben estar en las reflexiones que inspiran las políticas púbicas y las decisiones de los agentes económicos de la región, si de pensar el futuro se trata. Durante los próximos meses Chile y nuestra región vivirán un intenso proceso de reflexión y decisiones sobre el imaginario país que se querrá plasmar en una Nueva Constitución. Este tipo de datos y preguntas no pueden faltar en estas reflexiones.