La empresa adquirió dos líneas para la fabricación de mascarillas sanitarias de triple pliego que le permitirán alcanzar una producción de 8 millones de unidades al mes, permitiendo un abastecimiento continuo para empresas y personas en Chile y países de la región.

En el marco de la crisis sanitaria por el Coronavirus, DeysaCare informó el inicio de la producción local de mascarillas sanitarias de triple pliego con dos líneas productivas que tendrán un output de 8 millones de unidades al mes, operación que se hará oficial con una donación de 50.000 unidades al Hogar de Cristo.

El emprendimiento chileno surge con el objetivo de dar una solución a las necesidades de nuestro país durante esta pandemia, luego de constatar de acuerdo a varios estudios la relevancia de este insumo tanto para disminuir la tasa de contagios como para ayudar a reactivar la economía cuanto antes, tal como se ha visto en los países asiáticos donde el uso de mascarilla sanitaria de triple pliego es un mandato en las empresas y para la libre circulación de las personas.

Juan Ricardo Olivares, gerente general de DeysaCare, explicó la gran complejidad que ha significado la puesta en marcha de esta línea de producción, dado el escenario mundial vivido en terminos de abastecimiento y colapso logístico: “Levantar una línea de producción en Chile ha sido un gran desafío, pero estamos convencidos de que es la única alternativa que nos permitirá entregar una solución 100% eficiente en términos de calidad, capacidad y cumplimiento de plazos, sin depender de factores externos tan volátiles en estos tiempos”.

Producción eficiente, de calidad y certificada 

Con la producción nacional de mascarillas de triple pliego, la empresa busca reestablecer un cierto estándar del insumo, considerando que las marcas líderes de mercado y que históricamente abastecían al país quedaron sobrepasadas ante la demanda de sus países de origen, dejando al mercado chileno en manos de múltiples importadores de China que han inyectado al mercado un mix de calidades y certificaciones variadas.

“Como empresa nuestro objetivo es agregar valor, especialmente en los momentos críticos que estamos viviendo pues hemos sido testigos de cómo en China se traspasan mascarillas entre fábricas para poder cumplir con los plazos, lo que sumado a una tremenda fluctuación de precios y a los atochamientos de las líneas aéreas y aduana, se ha vuelto difícil poder hacer una trazabilidad de la calidad real del producto”, explicó Juan Ricardo Olivares.

Las mascarillas chilenas DeysaCare contarán con los máximos estándares de producción. Su capacidad de filtración promedia las 0,6 micras y ya cuentan con la certificación del Laboratorio Dictuc de la Pontificia Universidad Católica, que tras distintos ensayos validó la alta eficiencia de sus tres capas para la filtración de partículas pequeñas y fluidos.

Por último, la empresa llama a considerar la efectividad de las distintas mascarillas: “Es muy distinto utilizar una mascarilla textil o de tela no tejida regular a una mascarilla sanitaria de tres capas con capa intermedia meltblown. Está demostrado que el virus se transmite por gotitas muy pequeñas que traspasan las mascarillas que no tienen alta capacidad de filtración”, aclaró el gerente de DeysaCare.

Compromiso con la comunidad 

El inicio de la operación se oficializará a mediados de junio con la donación de 50 mil mascarillas de su primera producción al Hogar de Cristo, entidad que se encargará de distribuir estas mascarillas en sus centros a lo largo el país.

Para todas las empresas u organismos que quieran hacer donaciones especiales, Deysa implementará una campaña para incentivar la donación de mascarillas, con precios y packagings especiales para que empresas, fundaciones o particulares puedan colaborar.