Escribe Pablo Figueroa Palma, Docente de Ingeniería en Informática IP Santo Tomás Rancagua.
En la década del 70, Gordon Moore – químico, físico y fundador de Intel – publicó un documento postulando que el número de transistores dentro de un micro chip se duplicaría cada 12 meses, es decir, que el poder de proceso de nuestros equipos se duplicaría cada año. Lo anterior es conocido como la Ley de Moore que mide el avance tecnológico de nuestras computadoras, influenciando directamente sobre nuestra sociedad.
Décadas después de este postulado, se descubrió que la ciencia avanzaba más rápido de lo que indicaba Moore, generando que nuestras tecnologías quedarán obsoletas a la mitad de tiempo que él indicaba. Esto derivó en una nueva ley, conocida como la Ley de Demi Moore.
En función de lo anterior, ¿cómo afecta esto en nuestra sociedad? La influencia directa recae, en gran medida, en que si la capacidad de procesar de nuestros equipos aumenta, también la capacidad de manejar información y – como postulaba Francis Bacon, importante filósofo y político – en este siglo la información es poder.
Dentro del campo de la informática este cambio es aún más relevante, puesto que nuestras tecnologías evolucionan diariamente e incluso aún más rápido que esto. Entonces, ¿de qué manera podemos mantener nuestros conocimientos al día? La mejor manera de lograr este cometido es a través de las certificaciones que estandarizan y constantemente nos obligan a mantener nuestros saberes actualizados en función de las necesidades y requerimientos del momento.
De esta forma, se tiene la certeza de que los profesionales en cuestión están calificados para manejar las demandas surgidas, así como también, son capaces de seguir el ritmo de las constantes innovaciones, manteniéndose en sintonía con la vorágine tecnológica respecto a su enorme capacidad de desarrollo, progreso y crecimiento. Por ende, al actualizarse a la velocidad en que la ciencia avanza, su capacidad para manejar la información también lo hace, lo que se traduce, necesariamente, en el aumento del conocimiento y por lo tanto del poder de quien ejerce ese saber adquirido mediante el uso de la tecnología.
Hoy en día las empresas trabajan con tecnologías que trascienden continentes y exigen que nos mantengamos en constante capacitación, muchas de estas empresas requieren que contemos con estas capacidades. Por ende, es importante no dejar de lado el hambre por conocimiento y superación.