MÁS QUE VERGÜENZA, UNA DECEPCIÓN

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Escribe Manuel Polgatiz, Periodista y Comentarista Deportivo.


Terminan los primeros 45 minutos y O’Higgins fue en cinco ocasiones a buscar el balón dentro de su arco. Los hinchas se miran unos a otros, buscan explicación en comentarios ofuscados.

Uno que otro lanza un grito de auxilio al cielo, mientras los más enrabiados hacen descender un par de garabatos desde las gradas. El marcador indica que los celestes caen inapelablemente frente al colista del torneo, Club de Deportes Antofagasta.

En el ambiente se respira la desilusión, al tiempo que la institución rancagüina premia públicamente a la sub 14 que se tituló campeona nacional. Más de algún enfervorizado asisente exige que uno de esos «cabros» se vista rápido para reemplazar a Alejandro Contreras, que está dando «jugo» en la zaga del local.

Pero ni siquiera ese merecido homenaje, logró apaciguar la estruendosa pifiadera que se llevó Pablo Höffman, dirigente que pagó los platos rotos por la pobre gestión deportiva de la directiva.

Más que vergüenza, una desilusión. Porque cómo le explicamos a esos niños nacidos con posterioridad al año 2013 (primera y única corona celeste), que los rancagüinos siempre van en tumbo en tumbo (con excepción de la era de Arán) y que las derrotas son una constante.

Cómo incentivo a mi hijo Facundo (8 años de edad) para que siga creyendo en el proyecto de la Sociedad Anónima, si cada temporada el equipo se despotencia en forma irrisoria.

Qué idea les damos a esos menores que ven a O’Higgins sólido en lo institucional pero pobre, pobrísimo, en lo futbolístico. Alguien se habrá preguntado con raciocinio por qué  ahora solo concurren 3 mil personas al estadio El Teniente?. Es desidia de la ciudadanía o porque existe descontento generalizado?.

No hay peor ciego que el que no quiere ver y al parecer en Rancagua todos tienen lentes de cuero.

Lo del domingo fue histórico y quedará en la retina amarga de la fanaticada. Más que una vergüenza, una desilusión y en eso, TODOS SON RESPONSABLES. A levantar cabeza y enmendar el rumbo, porque O’Higgins y su gente, no merecen este presente.

Ah! y avísenle a Marco Antonio, que el «Fantasma» lo anda buscando y que si lo encuentra el resultado puede ser su propia salida. Por tu bien, aléjate de ahí!.