Escribe Ricardo Bascuñán, Psicólogo y académico Universidad Central.
En relación al homicidio del comunero mapuche Camilo Catrillanca, vuelvo a reiterar el mensaje. La Violencia debe ser considerada un problema de Salud Pública. Y no lo digo yo; lo dice la Organización Mundial de la Salud, hace más de una década, en su Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud del año 2003.
En este informe, además de hacer notar cómo la violencia ha ido aumentando en el mundo, y las tasas de mortalidad asociada a ella (ya sea por homicidios, suicidios, violencia en la pareja, por ejemplo), también se hace notar la violencia que reciben las etnias en las diferentes partes del mundo producto de las dificultades derivadas del colonialismo al que han estado expuestas y a las dificultades para adaptarse a las sociedades modernas e integrarse a éstas.
Sería relevante, por lo tanto, que el Ministerio de Salud se pronuncie de una vez por todas cómo prevenir e intervenir la violencia en Chile, pues desde ese año la OMS viene “reconociendo las graves consecuencias inmediatas y futuras a largo plazo que la violencia tiene para la salud y para el desarrollo psicológico y social de los individuos, las familias, las comunidades y los países”.