Óscar André Miño Uriarte, escritor. (Lima – Perú).
Ryosuke sale del vagón a la plataforma de la estación de Sendai. Era casi el crepúsculo, la noche caería en cualquier momento. La estación estaba despejada, solo era él y su soledad.
La sensación de molestia bajo su estómago indicó que necesitaba ir al baño, había uno cerca, era mixto, tal vez allí encuentre compañía. Corre hacia el excusado, la puerta se deslizaba hacia la derecha. Abre y entra, allí mismo, sentada en una banquita, se hallaba una tierna joven, tranquila y con un manto cubriendo sus piernas.
-Buenas tardes.
Saludó la chica amablemente, había notado su presencia. Ryosuke se sorprende un poco, pero no sale del lavabo, ya estaba allí, así que avanza hacia un cubículo, se sienta y hace lo que tiene que hacer. Una vez termina sale a lavarse.
-Eres muy lindo.
Dijo la chica, cosa que provocó una sensación de nerviosismo en el joven. Termina de lavarse y se seca con el papel toalla que había cerca. Ryosuke vuelve a ver a la chica y por primera vez desde que la vio decidió que era hermosa, tal vez más hermosa que sus compañeras en la universidad. La chica estaba vestida de colegiala, tal vez esté en secundaria, lleva una bincha roja en su cabello lacio, una piel blanca como la nieve, pálida, hermosos ojos púrpura y una sonrisa amistosa.
-Eres muy lindo.
Vuelve a decir la chica.
-Bueno… gracias, ¿cómo te llamas?
Se sienta junto a la chica y mira el manto que cubría sus piernas, debía ser por el frío que hacía, muchas chicas hacen eso ahora.
-Me llamo Saori ¿y tú?
Le dice su nombre.
-Tiene un nombre muy lindo.
-Gracias de nuevo, pero ¿por qué me haces cumplidos?
-Es muy simple.
La chica se inclina hacia él para susurrarle algo.
-Quiero que seas mi otra mitad.
Con esta afirmación Ryosuke sintió una erección en su entrepierna, estaba claro que había caído bajo un hechizo de amor por esta chica. Amor a primera vista. El joven se levanta y se pone frente a Saori, esta extiende los brazos.
-Abrázame, así sabré que quieres ser mi otra mitad.
Ryosuke así lo hace, la abraza y por impulso la levanta dejando caer el manto que cubría sus piernas, y fue ahí cuando se dio cuenta del peor error de su vida.
-Muchas gracias por ceder.
Dijo Saori abrazándolo y sacando del bolsillo de su blusa un bisturí. Ryosuke sintió el punzo del arma y supo de inmediato lo que Saori quería hacer.
-Sé mi otra mitad.
Fue lo último que dijo. Lo último que Ryosuke vio fue el cuerpo sin piernas de la muchacha cogiendo un bisturí para convertirlo en su otra mitad.