A solicitud de la Seremi Bárbara Gavia, Monseñor Guillermo Vera celebró una Eucaristía en la Catedral, donde enfatizó que “las personas son el tesoro más grande toda nación y de la iglesia”.
Para pedir por el trabajo, la protección de la vida y los lazos de amor en la familia minera la seremi del ramo, Bárbara Gavia, convocó a la comunidad relacionada con la industria a una Eucaristía celebrada por el obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto, en la Catedral de Rancagua.
El 10 de agosto, se conmemora el Día de la Minería en honor a San Lorenzo, patrono de los diáconos y los mineros y mineras del país. En la misa participaron autoridades regionales, entre ellas el delegado presidencial de la Región de O’Higgins, Fabio López; la Seremi de Economía, Francisca Cagliano; la Seremi de Gobierno, Patricia Torrealba; así como el gerente de Sustentabilidad y Asuntos Externos de Codelco División El Teniente y el Subgerente de Sustentabilidad de Minera Valle Central, Eugenio Espinosa; el Presidente del Comité Regional de Seguridad Minera, Patricio Vargas, trabajadores y empresarios de la industria; y comunidades educativas de los liceos mineros de la Región.
Además de agradecer la amplia convocatoria que tuvo el encuentro religioso, Bárbara Gavia, invitó a reflexionar sobre los desafíos que enfrenta la industria y la importancia que tiene para el desarrollo económico y cultural del país la familia minera.
La seremi también agradeció al Obispo de Rancagua por la celebración de esta tradicional Eucaristía que producto de la pandemia no había sido posible realizar en años anteriores y valoró el acompañamiento que realizó el coro de la Iglesia La Merced.
Por su parte, Monseñor Guillermo Vera Soto dijo en su homilía que “damos gracias por el trabajo de estos hermanos y hermanas que laboran y han laborado por tanto tiempo sacando aquellos tesoros que contribuyen a la grandeza de nuestra nación. Cada hombre y mujer que trabaja en esa tarea es, sin duda, el tesoro más importante y cada empresa ha de saber valorar todo ese potencial humano, y cuidarlo, para que con toda la seguridad puedan trabajar”.
En forma de agradecimiento, representantes de pequeña y de la gran minería realizaron diferentes ofrendas, tales como muestras de mineral de Chancón; un rosario de cobre con incrustaciones de lapislázuli para la Virgen que fue entregado por un trabajador de El Teniente; también ofrecieron sacos de sal los salineros y salineras de Paredones; y el cantero de Coínco, Edikson Cabezas, entregó una gruta en honor a San Lorenzo que fue instalada en el altar.