Escribe Gastón Leiva Vidal, Investigador Tecnológico, Ingeniero en Informática y Magíster en Administración General de Empresas.
El Hidrógeno Verde, a paso firme, se está convirtiendo en el santo grial de la ecología y la economía mundial, cada día son más los países que se suman al desarrollo frenético de esta tecnología; Alemania, Francia, Bélgica, Dinamarca, España, China, entre otros, los cuales están levantando recursos y proyectos de generación de este universal gas. La fórmula no ha sido sólo una; muchas de ellas han sido iniciativas privadas, otras públicas, y por supuesto, una importante cantidad de proyectos en asociación público-privada.
Por ejemplo, en China, la minera Baofeng Energy, este año comenzó a trabajar en una de las plantas generadoras más grandes del mundo según ellos. El proyecto tiene por objetivo llegar a producir cerca de 160 millones de metros cúbicos de hidrógeno verde al año por electrólisis y más de 80 millones de metros cúbicos de oxígeno anuales.
El proyecto contará con dos electrolizadores de 10.000 m³/h alimentados por dos plantas solares de 100 MW. También incluirá una estación de hidrogenación de 1.000 kg/día y dos estaciones de servicio se convertirán para suministrar también gas natural e hidrógeno para fines de transporte.
Este año también, Siemens Energy y Beijing Green Hydrogen Technology Development Co., Ltd., filial de China Power International Development Ltd. (China Power), han firmado un acuerdo para la instalación de un sistema de producción de hidrógeno para una estación de combustible de hidrógeno.
En el caso de Alemania, el uso del hidrógeno como combustible no es nuevo, ya hace más de 20 años que vienen apostando por el hidrógeno, aunque no necesariamente verde, hasta ahora. En Baja Sajonia, que es el segundo estado federado de mayor área en Alemania, en el 2018 puso en circulación su primer tren impulsado por hidrógeno. Después de todas estas experiencias, en el año 2020, el Gobierno Alemán lanzó su Estrategia Nacional de Hidrógeno, con la gran esperanza de que este sea verde.
Para producir hidrógeno verde, se requieren grandes cantidades de energías limpias o renovables, demanda que no podrá ser satisfecha internamente, y es por eso que el gobierno busca aliarse con países del continente africano, y así poder importar energía solar y cubrir sus requerimientos para la producción del preciado hidrógeno verde. Esta intención de alianza, demuestra y da fe de que la lucha por la sustentabilidad y el desarrollo económico verde, deberá realizarse con el aporte de todos los países, sobre todo de aquellos con un alto potencial de energías ERNC.
En diciembre del 2020, Bloomberg New Energy Finance publicó el reporte Climatescope 2020, con el ranking de países más atractivos para la inversión en energías limpias. En su última versión que consideró 108 países emergentes además de 29 países desarrollados, Chile lideró el ranking, calificándolo como el mejor país para invertir en energías renovables.
Nuestro país está clasificado en tres macro zonas; norte, centro y sur, cada una con características propias, tanto geográficas, demográficas, climatológicas, económicas y sociológicas entre tantas otras dimensiones.
En el norte de Chile, se encuentra la radiación solar más alta del planeta y por el otro lado, los vientos del extremo austral son tan fuertes en tierra como en mar, pero ¿dónde queda la zona central?, ¿somos únicamente el huerto de Chile?, o ¿el granero de América como en el pasado?, al encontrarnos en el centro del territorio también nos da cierta oportunidad, “el punto medio”, o diversificación, el punto medio entre solar y eólica.
En la Región de O’Higgins ya hace bastante tiempo que se vienen desarrollando proyectos de energía limpias, especialmente solar y eólica, todas ellas impulsadas por una mayor concientización ambiental de parte de las empresas, personas y el Estado, además de las motivaciones que entregó la ley 20.257, también llamada ley de generación distribuida o NetBilling.
Según la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde de Chile, la zona norte de nuestro país al largo plazo según proyecciones, sería mucho más competitivas en cuanto a costo (USD) por mega watt hora (Mwh) con respecto a la zona central, rondando los 15 dólares. Si bien, estas proyecciones se basan en análisis de factores naturales (viento y radiación solar) y capacidad instalada de fuentes ERNC, la Región de O’Higgins, cada año recibe más proyectos de energías alternativas, además de contar con una geografía exquisita y potencial como los sectores pre-cordilleranos y kilómetros de costa, cuyos vientos, radiación y disponibilidad de agua, son insumos totalmente necesarios para la fabricación de este combustible.
Por lo tanto, si de manera natural no podemos competir con los extremos de nuestro país, aplicando tecnologías, aumentando la inversión en investigación y desarrollo, asociatividad público-privada y el desarrollo de políticas regionales, podría llevarnos al mediano plazo, a un escenario más allá de la producción agrícola, y convertirnos en un polo de desarrollo energético verde, impulsados por el combustible universal de las estrellas, el hidrógeno.