Mucho ruido y pocas nueces

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Escribe Armando Miño Rivera, Periodista Independiente y Docente Universitario (Lima-Perú).

El primer debate post elecciones y pre segunda vuelta dejó más incógnitas que respuestas en el electorado peruano. Ambos candidatos dieron disparos al aire y poco se puede rescatar.

Castillo con un discurso de nacionalizar todo lo que se pueda, sin rumbo, sin medios o canales concretos de viabilidad monetaria. La empresa privada como sostén de su sistema, siempre y cuando se alineen a su sentido comunista de repartir más, ganar menos, reforzar el aparato estatal y estatizar todo lo que se pueda. Un camino que ya sabemos -en Perú y en la región- no ha funcionado más que para los líderes que viven bien, a sus anchas y sin mirar de verdad a los ciudadanos de a pie.

Keiko con un flashback permanente de “mi padre hizo tal o cual”, “el fujimorismo construirá y reactivará”, “salud para todos y educación con 3.000 colegios”. El discurso populista que ha calado en los últimos 40 años es el arma de la Fujimori.

Lo cierto es que fue un discurso de los qué hacer, cuánto dar, dónde se hará, pero nada del cómo. Cómo construir hospitales, colegios, reforzar la policía, destruir la delincuencia, erradicar la corrupción, más sueldos, más programas sociales, más y más. Hasta mejorar el sueldo básico, pero amigos: el cómo es central. De dónde sacarán ese dinero, cómo articularán entre estado y privados, cómo se realizarán convenios, licitaciones, mejoras. El cómo nunca existió. Quizá no se vea nunca.

Estamos a la deriva con dos candidatos que tienen un rechazo enorme: uno cargando la mochila del socialismo y comunismo, con lazos extremistas, con planchas en las que hay personajes ligados a Sendero Luminoso, Movadef y Conare, que no puede articular ideas y que solo lanza palabras vestidas de seudo salvador patriota. La otra candidata con el lastre de su padre y una dictadura que se quiso perpetuar en el poder, con ella de primera dama, defenestrando a su madre del cargo, con vínculos con la mafia blanca y sin ideas democráticas claras.

Poco se puede analizar y rescatar de este primer round, lo cierto es que hay más indecisos, más que desean que esta sea una pesadilla de la cual despertar y que -hay que decirlo- nosotros mismos hemos construido. Que Diosito nos ampare.