El presidente de Chile ha instado a sus compatriotas a respetar el resultado del referéndum constitucional, sea cual sea. Lo ha hecho tras depositar su voto en el colegio San Francisco Los Dominicos, en el este de Santiago. Sebastián Piñera ha dicho que un «grupo muy minoritario» busca «obstaculizar» y «boicotear» el histórico plebiscito, pero que la mayoría de los chilenos quieren «vivir en paz» y que la democracia de Chile «sea ejemplar».
(Euronews).- «Esta noche cuando conozcamos los resultados, cualquiera que sea el resultado: respetemos la decisión de la gente y tomemos una opción fuerte y clara por la democracia y no por la anarquía, por la paz y no por la violencia, por la unidad y no por la división», ha declarado Sebastián Piñera, presidente de Chile.
Unos 14,8 millones de chilenos están llamados a las urnas para decidir si quieren o no cambiar la Constitución, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, y qué órgano debería redactar la nueva Carta Magna.
La oposición de izquierdas es partidaria del cambio, mientras que los cuatro partidos de derechas que integran la coalición gubernamental están divididos.
La consulta debía celebrarse en abril, pero fue pospuesta por la pandemia. Fue consensuada por las fuerzas políticas para intentar salir de la grave crisis social que estalló hace un año.
Además de un protocolo sanitario especial, 25.000 militares patrullan las calles de Chile para evitar incidentes.
Largas colas para votar en todo el país
Imágenes de largas filas que ocupan varias calles se repiten este domingo en Chile por las restricciones sanitarias y la gran expectación en torno al plebiscito constitucional, considerada la votación más importante en tres décadas y que transcurre con total normalidad.
En algunos barrios capitalinos como La Florida, Providencia, Ñuñoa y Maipú los ciudadanos reportaron largas filas de hasta dos horas para depositar su voto. También se registraron aglomeraciones a las afueras de los consulados en Berlín, Londres y Madrid.
«Estoy impresionada de ver a tanta gente, adultos mayores y jóvenes, no como en anteriores elecciones. La gente quiere un cambio», aseguró a Efe Sandra Recabarren, tras votar en la ciudad costera de Viña del Mar.
«Esta jornada va a pasar a la historia de Chile y es posible que tengamos por primera vez una Constitución escrita por los ciudadanos», apuntó por su parte a Efe Leonardo Espinosa, de 29 años.
Cerca de 14,8 millones de chilenos decidirán en las urnas si quieren o no reemplazar la actual Carta Magna, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y qué tipo de órgano debería redactar el nuevo texto.
El plebiscito, convocado para descomprimir la grave ola de protestas desatadas el año pasado contra la desigualdad y en favor de mejores servicios básicos, se celebra bajo estrictas medidas sanitarias y de distancia física, que podrían explicar en parte las largas filas.
La participación, que aún se desconoce, es el gran desafío de esta votación, pues puede verse mermada por el miedo al contagio y por la alta abstención instalada en Chile desde que el voto dejó de ser obligatorio en 2012.
«Hemos visto hasta el momento un alto interés por participar, locales de votación con muchas personas», indicó el vocero gubernamental, Jaime Bellolio.
Los locales de votación estarán abiertos 12 horas, dos más de lo habitual, y los adultos mayores tienen un horario especial a medio día. Las autoridades también decretaron un retraso en toque de queda nocturno para permitir a los vocales regresar a sus casas tras el conteo.
«Si uno no vota, no tiene derecho a quejarse. Yo he votado siempre que nos han dejado», explicó a Efe la pensionista María Cáceres en el emblemático Estado Nacional, el local votación más grande del país y centro de torturas en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Entre las anécdotas de la jornada, que transcurre sin incidentes, destaca una mujer de 69 años que acudió a votar postrada en una cama en Temuco (sur); varios abuelos centenarios vestidos con equipos de protección individual, y un vocal de mesa que fue detenido por acudir ebrio.
Para los partidarios del «apruebo», la actual Constitución es la causante de las grandes desigualdades, mientras que sus detractores creen que bajo este marco jurídico Chile registró el periodo de mayor crecimiento económico de su historia y que los problemas se solucionan con nuevas leyes y no con un proceso constituyente.
«Los países se fortalecen cuando son capaces de resolver sus diferencias con un lápiz y un papel», expresó el senador oficialista Felipe Kast.
El excanciller y presidente del socialdemócrata PPD, Heraldo Muñoz, dijo por su parte que «será un gran día para la historia de Chile» y que una nueva Constitución permitirá construir un país «más justo, más solidario, más digno».
«Está habiendo una efervescencia inusual. El llamado a los jóvenes es a subirse al escenario de su propia historia», agregó el alcalde comunista de la capitalina Recoleta, Daniel Jadue.