Se trata de María Carolina Quintana, quien en estos días presenta su último cortometraje “Las Perras” mientras se concentra en sus próximos proyectos, uno de ellos el grabar en Rancagua en abril. Su último certamen fue en la vigésima versión del Festival Internacional de Cine de Lebu, CINELEBU, único festival en el Cono Sur que califica cortometrajes para los premios Oscar.

“Las Perras” es el nombre del último cortometraje de la realizadora rancagüina María Carolina Quintana (32), trabajo mostrado recientemente en la vigésima versión del Festival Internacional de Cine de Lebu, CINELEBU, único certamen del Cono Sur calificador para los premios Oscar, entregados por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.

Pero “Las Perras” no sólo ha sido seleccionado en CINELEBU, sino también en otros parajes como México, España o el “Best of Latin American Short Film Festival”, de Estados Unidos, además del Festival de Cine Comunitario 2019 (FECICOM) de La Reina, entre otros. Sus próximas participaciones serán en marzo en el 22° Encuentros de Cine Sudamericano de Marsella, en Francia y otras muestras en Concepción y Santiago. 

En Lebu fue parte de la categoría de Ficción Regional, junto a otros 11 trabajos en competencia, donde haber sido seleccionada para Quintana fue una sorpresa. Según sostiene, “me parece súper importante e impresionante que nos hayan apoyado en un cortometraje tan al choque, y le agradecemos al festival el programarnos e invitarnos, porque es un acto valiente mostrar este tipo de cosas”. Además, la cineasta agrega que “es importante porque nos posiciona y nos da una voz, que es una voz desde la ira, de lo real”.

Sobre esta participación, la realizadora indicó que “fue una linda experiencia, porque CINELEBU es un festival que tiene un enfoque social que lo diferencia de otras instancias”.  Dentro de lo que destaca está el Cinemóvil, “un camión reconvertido en sala de cine que va hacia lugares donde no hay un cine, alcanzando a una gran cantidad de público que espera con ansias su llegada”.

Junto a ello, asegura que “fue muy lindo compartir y escuchar sus historias en medio del bello paisaje en el que viven y escuchar sus impresiones sobre el cine, el arte, los oficios y los relatos, donde aprendimos mucho y también aprovechamos harto las instancias que ofrece el festival para formación y gestión y siempre es maravilloso poder ver mucho cine de distintas partes del mundo”.  

Las Perras

El segundo cortometraje de la cineasta, que durante su vida ha itinerado entre Rancagua, Machalí, Requínoa y otros lugares de la región de O’Higgins, es un trabajo que “encuentra un espacio donde se hace realidad la fantasía de la venganza”. Esto porque, según comenta, “a veces uno tiene rabia y quiere fantasear con eso y eso está bien y deberíamos aprovechar estos espacios oníricos que nos entrega el cine para poder realizar estas ficciones”.

La realizadora sostiene que “si vemos la fantasía de los gringos masacrando a medio planeta por qué no vamos a poder nosotras las mujeres fantasear con la venganza a través de una superheroína urbana, que puede ser tu vecina, tu hermana, tu misma, y eso es lo que encontramos en Las Perras”.

El trabajo fue grabado en verano de 2018 y estrenado un año después en la comunidad donde se realizó, en el Cerro Las Cañas de Valparaíso. “Es un cortometraje que te va a hacer pasar por emociones y te va a hacer empatizar”, asegura la directora. Si bien tiene rabia, “también está hecho con amor, porque es el antídoto para la rabia”, complementa.

La invitación para ver el cortometraje está claro: “Abre el diálogo, te invito a abrir el diálogo de aquello que escuchaste mucho, de aquello que te tiene cansado del feminismo, te invito a que abras el diálogo sobre lo que ya no debe seguir siendo normalizado”, esgrime la productora y actriz de Las Perras, Carolina Vanlerberghe. “Yo siento un gran cariño por este trabajo y nuestro objetivo nunca fue la competitividad, sino que siempre imaginamos muestras de cine y festivales, sobre todo barriales y feministas, pero nunca pensamos que con este corto podríamos asomarnos por una ventana tan grande como esta, porque somos muy conscientes de que esta es una propuesta radical y cero ‘políticamente correcta’”, agrega.

Consultada sobre si existe una autocrítica con “Las Perras”, la cineasta indica que, “sobre las cosas que podríamos mejorar, una vez que pintas un cuadro y está listo, lo sueltas y se fue, tiene vida propia y lo amas tal cual es, no lo puedes pedir de vuelta para agregar un detallito, así que prefiero soltar de esa manera, no enfocarme en los errores, que por cierto obvio que tiene, ni mucho menos verlos con arrepentimiento, son parte de las características que tiene el corto y por supuesto, son aprendizajes para la próxima”.

Próximos proyectos

Actualmente, María Carolina Quintana tiene dos proyectos en pre-producción, uno de ellos un cortometraje de ficción que será grabado en Rancagua en el mes de Abril. El otro trabajo será un documental con temática LGBTQI+ a grabarse en la capital.

Sobre el proyecto de la región de O’Higgins, Quintana cuenta que “trabajaremos con el mismo equipo de profesionales, amigos y casi familia con el que hicimos Las Perras, y sumaremos talentos de la región”. En cuanto a por qué en Rancagua, la cineasta indica que “soy de Rancagua y he pasado por una relación de amor y odio con esta ciudad y por ahí viene la inspiración que da origen a esta comedia bizarra que estamos armando”. 

Una de las protagonistas de este nuevo cortometraje será Alejandra Tirado, rancagüina que también actuó en Las Perras y que además forma parte del histórico grupo de Teatro Tiara, con quienes Quintana espera trabajar. Además, “estamos hablando también con más actores, actrices y talentos diversos, y queremos aprovechar de hacer un llamado a que se pongan en contacto con nosotras las empresas o emprendedores que quieran colaborar con auspicios de cosas como vestuario, comida, locaciones, bienes y servicios o dinero, a cambio de tener sus loguitos al final del cortometraje y también un llamado a entusiastas de la actuación de todas las edades que quieran participar y se encuentren en la Región de O’Higgins en Abril”.

Mitad Chile, mitad Holanda

Actualmente, Quintana vive la mitad de sus días en Requínoa y la otra mitad en Amsterdam, en Holanda. “Tal vez esto me ayuda un poco en mi trabajo de creación y escritura el analizar en profundidad dos sociedades tan opuestas”, sostiene.

El vivir en ambos países señala que le ha servido, y “tomar distancia viviendo allá en forma intermitente estos tres años me ha hecho apreciar mucho más la identidad latinoamericana y chilena, el vínculo emocional que se tiene con las raíces, con la gente, las expresiones culturales y con los paisajes”. 

Hoy en día, Chile es visto con otros ojos luego del 18 de octubre de 2019. “Aprecio sobre todo el Chile post-estallido, porque me perdí su inicio y llegué hace un mes a este nuevo Chile al que ansiaba conocer, y ahora tengo muchas renovadas esperanzas y fe en el despertar de la gente, de la comunidad, de nuevas formas de hacer las cosas y armar una sociedad más justa con todos los cambios que se exigen y apruebo plenamente, esgrime.

“Tuve la fortuna de participar en la sección Academy del Festival IQMF que se realiza en Amsterdam durante el mes de diciembre y colegas de distintas partes me preguntaban mucho sobre Chile, con mucho interés, y comentamos sobre nuestras realidades como migrantes en Europa y nuestros roles y responsabilidad social desde el cine”, sostiene. 

Cine feminista

El cine de Quintana es abiertamente feminista. Su visión sobre este género, qué va bien, qué va mal o qué mejoraría, la rancagüina comenta que ”creo que es difícil para nosotras desenvolvernos profesionalmente en cualquier área, y el cine y las artes no son excepción”, indica. Además, sostiene que “todo cine hecho por mujeres lleva detrás un enorme esfuerzo interior para aprender a confiar en tu propia voz como creadora, para luchar contra el constante mansplaining en distintas etapas de la vida, para ganarte el respeto y confianza de tu equipo, para empujar tus proyectos contra viento y marea y lograr completarlos y moverlos”.

Quintana asegura que “estamos recuperando espacios al contar nuestras historias, y tenemos que recordar que esto es una expresión artística, no hay ‘bien y mal hecho’, porque cuando el mensaje es importante y el trabajo está hecho con honestidad, esfuerzo y amor, la gente ve más allá del error técnico, de los recursos escasos, de lo poco hollywoodense, de la falta de actores conocidos o todas esas cosas, sino que la gente conecta igual, se identifica, le genera emociones y vive a través de tu propuesta”.

La rancagüina advierte que “la Academia ojalá tenga más mujeres, más negras, más latinas, más disidencia, más queer, más diversidad, más ganas de contar historias y menos ganas de encajar en moldes”.