A últimas horas de este viernes 21 de febrero dejó de existir el conocido y querido reportero deportivo Patricio Iván Muñoz. Tras una larga y penosa enfermedad, dejó de existir en el Hospital Regional de Rancagua.
Hay veces en que la precariedad de la vida es difícil de sostener y sobrellevar. Depende de a quien le toque y cómo decide enfrentarla. Quizá este ejemplo calce con la personalidad de nuestro amigo y colega Patricio Iván Muñoz (así le gustaba que lo llamaran, con sus dos nombres). Es que Patricio Iván – un alma de niño aún, encerrado en un cuerpo de adulto – aceptaba así, sin mayor reproche ni miramientos, con dignidad y rara vez con arrebato, la difícil vida personal que le tocó vivir.
Sin embargo su refugio – extrañamente – estaba en las calles de Rancagua, su ciudad querida, la cual conocía palmo a palmo, con sus guirnaldas y tinieblas, con sus poblaciones y tugurios, con sus penas y alegrías. No faltaba el colectivero amigo que lo reconocía y lo saludaba, o que le ofrecía llevarlo donde quisiera. Pero Patricio Iván prefería caminar, porque sabía que ahí se le prodigaba el reconocimiento humilde pero popular de quien lo conocía: del conspicuo político de turno, del transitorio candidato a algo; del amateur del fútbol o el básquet, de sus amigos del barrio del club “Los Desordenados”, de los “Tomás Greig”, de los de la Rancagua Sur y tantos otros y que tantas veces le pidieron “pásame este aviso por la radio, que tenemos pichanga este fin de semana, por favor…”.
Pero Patricio Iván, de título Relacionador Público del Instituto Santo Tomás, no sólo destacó por sus innatas dotes de comunicador deportivo, sino también como audaz entrevistador en todos los ámbitos del quehacer de la sociedad rancagüina: desde Presidentes de la República, senadores, diputados, políticos de todas las condiciones y sensibilidades fueron capturados por su grabadora y llevados a la edición de las pocas radios en las que trabajó, entre ellas Radio Nacional de Rancagua, Radio Chilena de Rancagua y Radio Primordial, aunque siempre su gran pasión fue por Radio Rancagua. Con errores y aciertos, con algún grado de exceso o desprolijo, con alguna cuota de irresponsabilidad en su aspecto pero jamás en cuanto a brindarle al auditor y a su público la información oportuna y objetiva, Patricio Iván se ganó el cariño de oyentes y seguidores. Cualquier cosa se le perdonaba, porque era nuestro Patito.
Ya durante la última etapa de su vida, a pesar de su juventud (tenía 53 años al momento de su muerte), los achaques propios de enfermedades que la bohemia nocturna va impregnando en los cuerpos fatigados de tanto caminar en el día, le fueron cobrando paulatinamente el costo de aquello. Porque nada en la vida es gratis, y Patricio Iván bien lo sabía.
Afortunadamente siempre tuvo amigos que sí estuvieron. Ya imposibilitado de poder movilizarse por sus propios pies, la Municipalidad de Rancagua le proporcionó una silla eléctrica para que pudiera mantener cierta autonomía. No faltó aquél que como fuera lo llevó de un lado a otro, a la urgencia, al hospital; o como otro que día por medio lo llevó a su diálisis; hasta que lamentablemente, por allá por septiembre pasado, su cuerpo hiciera crisis obligándolo a ser internado durante casi seis meses en el Hospital Regional de Rancagua.
Hay veces en que la precariedad de la vida es difícil de sostener y sobrellevar. Depende de a quien le toque y cómo decide enfrentarla, es verdad. Pero también es un preclaro llamado de atención para todos quienes trabajamos en los medios a no ser tan obsesivos con las noticias y no llegar casi a desfallecer persiguiéndola, si es que, claro está, no queremos llegar a ser protagonista de ellas.
Los últimos días de Patricio Iván fueron complejos y difíciles, con mayores momentos de soledad y escasa compañía; pero siempre teniendo las ganas de volver al trabajo, como fuera, para entregar a través de sus noticias y relatos lo mejor que sabía hacer: cómo se vibra la vida desde la orilla de una cancha. Descansa al fin colega y amigo, Patricio Iván Muñoz (1967-2020).