Rancagua, ciudad amada, al menos en su alma, “volverá a renacer de sus cenizas porque su patriotismo la inmortalizó”.
Extraña o coincidentemente (depende del punto de vista con que se mire) la ciudad querida de nuestra infancia se vio sacudida y violentada, no sólo durante estos últimos días, sino que a través de meses y años de injusticias, delitos y corruptelas (crisis en la Fiscalía Regional, crisis en la Corte de Apelaciones; crisis en los partidos políticos, crisis en la Iglesia Católica; Caso CAVAL; discriminación hacia los trabajadores contratistas; corrupción en las plantas de revisión técnica y un infinito de etc.). Es precisamente en nuestra ciudad donde ha de comenzar a reescribirse la historia.
Y sin duda que durante las últimas horas de este histórico día viernes 25 de Octubre ello comenzó a ocurrir. Como lo fue hace más de 200 años con la batalla de Rancagua; como lo fue a través del tiempo con los grandes movimientos de obreros y de los trabajadores del cobre; como lo fue un día de Junio de 1973 cuando se renacionalizó el cobre de Chile; con cientos y cientos de marchas en demanda de igualdad y justicia y donde el corazón de la ciudad se apretó como un puño de angustia durante las últimas jornadas producto de los incendios y el saqueo en algunas poblaciones.
Rancagua, ciudad histórica ha vivido su propia Revolución de Octubre, ahora con la marcha sentida y cómplice de la ciudadanía unida en medio de una Alameda llena con las flores de la primavera.
Rancagua, ciudad amada, al menos en su alma y en su espíritu, por lo vivido en este día de revolución, “volverá a renacer de sus cenizas porque su patriotismo la inmortalizó”.









