Escribe Alejandra Fuenzalida, Directora Ejecutiva de United Way Chile.
Hoy es fácil reconocer en nuestro país la importancia y el valor que trae el emprendimiento para la economía nacional y, más claro aún, lo que representa desde el punto de vista para el desarrollo de las personas, ya que de acuerdo al estudio “Emprendimiento en Chile 2019” de Sodexo Beneficios e Incentivos, el 81% de los chilenos cree que el emprendimiento es fundamental para el desarrollo de Chile.
Sin embargo, cuando analizamos con más detalle la tipología de quienes lideran hoy la concreción de una idea en una startup, nos damos cuenta que ha ido cambiando, ya que con el pasar de los años ha bajado el promedio de edad y ha aumentado la participación femenina dentro de este ecosistema.
Barreras culturales por la tradición de vernos más asociadas a labores domésticas, podrían ser algunos de los factores por los cuales la sociedad no ve lo que aporta una mujer para un emprendimiento. Según el informe “La Evolución de la Política Pública de Emprendimiento” elaborado por la Corfo, la tasa de mortalidad de un emprendimiento disminuye en un 7% al incluir a mujeres dentro del equipo, por lo que el gran desafío de todos pasa porque seamos capaces de cambiar el discurso y transformarlo en acciones integradoras.
Con este punto de partida, los emprendimientos o los que se tienen pensado crear, seguirán su rumbo y no desertarán a mitad de camino. Debemos ser capaces todos de reflexionar sobre cómo estamos actuando como país y qué es lo que debemos corregir o añadir a las condiciones actuales. Llenar el ecosistema de innovación, ideas, nuevos negocios y un sinnúmero de características que finalmente terminarán beneficiando a todos, debe de ser nuestro horizonte.